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Relato Travesti Renata Campos en Segovia


RELATO TRAVESTI: Renata Campos en Segovia

Autor: jacogar35

Dado que mi primera experiencia con una shemale resultó muy decepcionante, me planteé seriamente darme una nueva oportunidad para ver si merecía la pena seguir por la senda de la curiosidad o bien olvidarme por completo del asunto.

Por suerte puedo decir que ayer tuve la ocasión de disfrutar - es el término estricto- de una gratísima hora con Renata.
Dado que me encontraba en viaje de trabajo y debía desviarme por Segovia decidí consultar si ella estaría disponible. Telefoneé y Renata me atendió con amabilidad, explicándome tarifas y servicios; al mismo tiempo no puso ningún inconveniente a mi ruego de poder tomar una ducha tranquilamente, pues llevaba unas horas al volante.
Recibí las indicaciones oportunas para encontrar el piso: céntrico al tiempo que sencillo pero limpio y ordenado, al igual que su habitación. Presentaciones: Renata el altísima, con unas piernas interminables; piel canela, bonitos pechos, pelo largo y liso,... Tomé mi ducha, nos sentamos desnudos en la cama y comenzamos a besarnos, primero con cierta timidez y luego ella comenzó a emplear su lengua con habilidad y avidez. A los pocos segundos nuestras pollas estaban rozándose completamente empalmadas, una delicia.
Me preguntó si quería chuparla, a lo que dije que sí. Su polla es de un tamaño adecuado, algo más grande que la mía, calculo que de unos 20 cm, al tiempo que recta y recia como un pedrusco. Le dediqué una mamada lenta y bien ensalivada, sin creerme que yo pudiera estar haciendo algo así, pero Renata parecía disfrutar porque su polla no cedía y gimiendo me preguntó al cabo de unos minutos si estaba intentando que se corriese.

Creí llegado el momento de armarme de valor y le dije que no quería que se corriese en ese momento, que primero tenía que follarme el culo. Su sonrisa triunfante y viciosa ante mi petición me encantó. Me ordenó que me pusiera encima de ella para cabalgar su durísima polla, ante lo que le pedí mucho cuidado, pues no estaba seguro de poder meterme aquella hermosura. Pedí lubricante, a lo que me replicó con un gesto pícaro que no, que me la metiese solo ensalivando el condón.

Y lo hice, demonios si lo hice. Me fui clavando aquella tranca con una mezcla de dolor y placer inmenso y una vez que la tuve dentro intenté moverme, con torpeza desde luego, pero poco a poco sentí que me adaptaba a aquella situación tan perturbadora. Al cabo de un rato Renata me miraba con cara de vicio y cogía mis caderas mientras se movía para clavármela más adentro, para pedirme después que me pusiera a cuatro patas. ¡Qué momento! Aquella pedazo de mujer enculándome cada vez con más energía mientras me abrazaba por detrás y jadeaba, algo que me excitó tanto que me puse a mover el culo con frenesí, hasta que me anunció su corrida. De mi culo salió su polla envuelta en un condón repleto de leche.

Estaba muy excitado y Renata se dio perfecta cuenta de ello, para dedicarse entonces a proporcionarme una mamada deliciosa...

La mamada que me dedicó Renata resultó por fuerza breve, ya que la enculada a la que me había sometido había logrado poner mi excitación al límite. Yo estaba tumbado boca arriba en la cama y ella me la chupaba con deleite, mirando con ojillos de viciosa. Al cabo de pocos minutos le anuncié que estaba a punto de correrme y ella continuaba mamando como si le fuese la vida en ello, hasta que exploté con un chorro abundante y caliente de semen que cayó sobre mi abdomen.

Descansamos un rato juntos en la cama, charlando con placidez hasta que ella sugirió darnos otro grato revolcón. Su polla había comenzado a ponerse de nuevo dura apetecible y me propuso volver a encularme. Cierto es que su sugerencia me tentó, pero tenía ganas de tenerla a cuatro patas ante mí, gozando, así que penetré su maravilloso y cálido culo durante un rato delicioso en el que ella gemía y se movía cada vez con más vicio y sensualidad para recibir mis pollazos. Pasado un rato me dijo que me pusiera encima para correrme sobre sus pechos y me la meneé con furia para proporcionarle mi leche. Fue una lástima sin embargo que no lograse esa lefada que me pedía pues si bien tuve un breve pero intenso orgasmo no logré eyacular (no sé si os ha pasado alguna vez, yo en este caso lo atribuyo tal vez al efecto de anterior de su polla sobre mi ano casi virgen, que tal vez me retrayó la eyaculación).
Tras ello volvimos de nuevo a tendernos en la cama, dejando pasar el ratito que quedaba en grata compañía, siempre sin prisas, sin presionarme y sin mirar el reloj.

Me di una nueva ducha antes de vestirme y me despedí de esta maravillosa mujer hasta una próxima vez (sin duda), dirigiéndome a la calle más contento que unas pascuas.


Added on December 21, 2016 at 12:00 am

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